La propuesta metodológica de la Investigación –Acción
Participativa (IAP) significa la apertura de procesos “para conocer actuando y
actuar conociendo”. A través de una dinamización consciente la IAP plantea un proceso donde
se involucran diferentes actores que, desde la definición de sus necesidades y
la búsqueda de sus soluciones, constituyen conjuntos de acción para la puesta
en marcha de diferentes iniciativas a múltiples niveles, de forma plural y no
excluyente. La meta última de la investigación-acción participativa es conocer
para transformar pero esta acción no se hace “desde arriba” sino desde y con la
base social.
Desde esta metodología la población es el agente
principal de cualquier transformación social y de su activa colaboración
dependerá el cambio efectivo de la situación que vive. Por tanto, el objeto de
estudio o problema a investigar parte del interés de la propia población,
colectivo o grupo de personas y de su propia experiencia, necesidades o
problemas vividos o sentidos.
En la
IAP , el objeto de estudio tradicional de la investigación
social, la población, pasa a ser sujeto que investiga. Esta práctica
autorreflexiva se instrumentaliza en el principio
de dialogicidad según el cual el investigador y la población establecen una
relación de comunicación entre iguales.
En la
IAP la participación de la población puede adoptar dos formas
básicas (y entre ambas posturas todas las posibilidades según situación
concreta):
- Participar durante todo el proceso: selección del objeto de
estudio, diseño de la investigación, trabajo de campo, análisis de
resultados y diagnostico crítico, elaboración de propuestas, debate y toma
de decisiones, planificación y ejecución de actividades y evaluación de la
acción.
- Participando en algunas fases.
La utilización de la IAP no es excluyente ni sustituta de otras
técnicas de investigación y análisis de la realidad y su aplicación dependerá
de las posibilidades, necesidades y recursos de cada situación concreta. Así, la IAP sólo puede ser aplicada en
ámbitos reducidos, tales como un barrio, organización, distrito, comunidad
rural, etc., a fin de que la participación sea realmente efectiva y la
población pueda llegar a ser protagonista del proceso de transformación.
(Siguiendo al sociólogo Tomás Rodríguez
Villasante), el proceso de IAP consta de:
- Fase de dialogo-negociación
Fase inicial donde los técnicos, profesionales, y/o
promotores institucionales
o comunitarios acuerdan el diseño del proyecto de investigación-análisis y
o comunitarios acuerdan el diseño del proyecto de investigación-análisis y
reflexión, el cronograma de actividades
participadas y los compromisos y
responsabilidades asumidas por cada una de las
partes.
Preguntas
antes de comenzar un proceso participativo de investigación:
¿De
dónde partimos?
¿Qué conocemos de la
comunidad?: tipo de población, colectivo al que nos interesa dirigirnos,
problemáticas generales, algo de su historia...
¿Qué conocemos del tema
que vamos a investigar?, ¿Qué dimensiones alcanza tanto locales como globales? ¿Existen
procesos participativos en marcha, movimientos ciudadanos, etc. o queremos
impulsarlos?
¿A
través de qué mecanismos se define el tema que nos interesa
investigar?
¿Responde el tema objeto
de estudio que hemos definido a una necesidad sentida por la comunidad, por
nosotros, por la
Administración.. .? ¿A quién ocupa y a quién preocupa el tema
objeto de estudio?: conocimiento de las redes ciudadanas.
¿Qué
posición ocupamos?
¿Qué papel ocupamos en
la red comunitaria? ¿Agentes externos, protagonistas...?, ¿con quién nos
relacionamos y qué conjunto de acción
formamos?
¿Qué capacidad de acceso
tenemos al colectivo de estudio que nos interesa?
¿Qué
espacios de participación vamos a incorporar al proceso?
En el diseño (el proceso
se hace de todos, no sólo nuestro).
A lo largo del proceso
(enseñando y aprendiendo).
En el seguimiento
(comisión de seguimiento, boletines informativos...).
En lo permanente y en lo
espontáneo (Grupo Motor, Grupo In-formado,
espacios naturales de
encuentro que aprovechamos...).
En la devolución de la
información (la red de acceso a los diferentes
colectivos...)
En la negociación y
construcción de propuestas.
- Fase de recogida de información
Fase donde se recaba la opinión de la población. En
este fase se deben indagar sobre hechos históricos, mejor cuanto más recientes,
que hayan tenido lugar en la comunidad y que sean sentidos por la mayoría de la
población y con poder para movilizar a gran parte de esta, generando bien consensos,
bien conflictos, etc.. Estos hechos, denominados analizadores históricos, nos darán la pauta para adivinar cuáles
son los elementos de motivación, interés y movilización de la población. En la
fase de recogida de información se deben aprovechar al máximo los espacios
naturales en los que la población se relaciona y utilizar técnicas como
entrevistas, cuestionarios, grupos de discusión, asambleas...
- Diagnóstico de situación
Cada cierto tiempo una comisión de seguimiento
(grupo motor y representantes de la administración o del movimiento ciudadano)
debe analizar la situación para proponer actuaciones pertinentes capaces de articular
a la mayor parte de los elementos del tejido social.
4. Fase de devolución
En esta fase se debaten, matizan y/o corrigen el
diagnóstico y la propuesta
con las asociaciones y la población en jornadas y
/o talleres abiertos al público, para consensuar las líneas de actuación,
concretar programas y asignar recursos (humanos, materiales, de espacio y
tiempo, etc.).
- Fase de ejecución y evaluación continúa
En estas últimas fases del proceso, es adecuada la
aplicación de prácticas y técnicas de difusión amplia tales como campañas, uso
de paneles, métodos
audiovisuales y medios de comunicación local,
aprovechando nuevamente los espacios de mayor uso por parte de la población.
Asimismo, es conveniente la formación y dotación de mecanismos para la toma de decisiones
y la evaluación participativas. Ejemplo de dichos mecanismos son las
coordinadoras, observatorios permanentes, plataformas, etc.
En los procesos de IAP la interacción con personas
es una de las piezas claves, ya que los grupos o colectivos son, por un lado, fuente de información ya que nos ofrecen
datos acerca de su entorno y sobre las redes de relaciones existentes y, por
otro, grupo motor o núcleo de acción,
participando activamente según su interés, disponibilidad, actitudes,
capacidades y formación, en las diferentes etapas del proceso.
En la interacción con grupos, las dinámicas de grupo, provenientes
tanto de la educación popular como de la animación sociocultural son básicas ya
que permiten trabajar los diferentes objetivos de una manera participativa, así
por ejemplo facilitan que los miembros de un grupo se conozcan y aprendan a
trabajar juntos de forma autónoma, que todo el conjunto se fortalezca y sea
capaz de autoorganizar sus tareas hacia dentro y hacia fuera...
Otra forma de interacción con colectivos es a
través de los informantes clave.
Los informantes clave son personas que cuentan con
un amplio conocimiento acerca del medio o del problema objeto de intervención,
por ejemplo funcionarios, profesionales, líderes y dirigentes de organizaciones
populares, comunicadores informales de la base social, etc. Para captar una
muestra amplia y diversa de informantes clave se suele utilizar la estrategia
de cascada, en la que el primer
sujeto proporciona el contacto con otra u otras personas que también pueden aportar
una opinión fundamentada y/o experiencia en el tema de análisis.
La experiencia de estas personas resulta importante
tanto en las primeras fases previas al diseño de las actuaciones comunitarias
como en las etapas posteriores:
devolución-difusión de los resultados y puesta en
marcha de las acciones propuestas. La forma más habitual de obtener información
de estas personas suele ser la entrevista
en profundidad, que puede ser abierta, si se hace de forma personal o
semiestructurada, es decir con un breve guión de preguntas y temas.
Gestión
de reuniones
A lo largo de todas las fases de la IAP (y en general de cualquier
proceso grupal o comunitario) estarán presentes diversos tipos de reuniones:
para informar, para recoger información, para intercambiar puntos de vista,
para llegar a un acuerdo, para generar ideas, para tomar decisiones...
Consideramos especialmente importante
familiarizarse y profundizar en técnicas de gestión de reuniones de cara a la fase
inicial de salida a la comunidad, lo
cual facilitará enormemente la tarea de conseguir resultados satisfactorios de
las mismas. Algunos de los elementos a tener en cuenta en la gestión de
reuniones son:
Preparación de la reunión
Para que una reunión sea útil tiene que estar bien
preparada; para ello hay que tener en cuenta tanto los aspectos materiales y
formales como los funcionales:
1. En primer lugar, hay que fijar el tema de la reunión: de qué se va a hablar y con quién.
2. Definición
de los objetivos (qué se quiere conseguir con la reunión), clasificándolos
por orden de prioridad (si son muchos se hacen varias reuniones).
3. Planificar
el desarrollo de la reunión: elaboración de un orden del día en el que
se incluyen los temas a tratar y los tiempos asignados a los mismos. Este plan
debe ser abierto y flexible, teniendo en cuenta que nunca se debe sobrepasar el
tiempo total previsto para la reunión.
4. Convocatoria
de la reunión: se debe establecer un primer contacto personal,
preferiblemente por teléfono, con todos los asistentes con el fin de motivarlos
e indagar sobre los horarios y fechas más adecuadas. Una vez fijada la fecha y
hora más conveniente, se hará una convocatoria escrita en la que se incluirán:
los propósitos de la reunión, el orden del día, los asistentes, lugar, fecha,
horario y duración, documentación informativa previa,...
5. Organización
de la reunión: aspectos tales como la sala, la mesa, el material
necesario (botella de agua, papelera, bolígrafos). Conviene hacer un recordatorio
de la convocatoria y asegurarse de la asistencia de los participantes.
Es importante tener en cuenta los requisitos
básicos del lugar de la reunión:
espacioso, cómodo, con condiciones adecuadas de
luminosidad y con el mayor nivel de privacidad posible. Se debe evaluar el
lugar más adecuado (céntrico, de fácil acceso…) y aceptado/legitimado por los asistentes. Si se prevé la
utilización de medios técnicos se debe verificar su estado y las posibilidades
de utilización.
Desarrollo de la reunión
Es conveniente estar presente al menos con media
hora de antelación en el lugar de la reunión con el doble objetivo de comprobar
el acondicionamiento correcto de la sala y de recibir personalmente a todos los
asistentes.
Una vez, todos/as los/las participantes, han tomado
asiento, el/la dinamizador/a comunitario dará inicio a la reunión siguiendo los
siguientes pasos:
1. Presentación de la persona que conducirá la
reunión: el dinamizador/a
comunitario.
2. Bienvenida y agradecimiento a los/las
asistentes.
3. Presentación de los asistentes.
4. Presentación del tema y de los objetivos de la
reunión.
5. Revisión del orden del día y asignación de
tiempos para cada punto.
6. Elegir, si no se había hecho previamente, a una
persona que tomará notas para elaborar un acta de la reunión (el acta con los
acuerdos alcanzados se enviará a todos los asistentes con posterioridad).
El papel de la persona que conduce la reunión es
fundamental. Para dinamizar una reunión deberá:
- Fijar las reglas, transmitirlas y hacerlas respetar
- Saber ser directivo en la forma, pero no en el fondo
Para lo cual se asumen las siguientes funciones:
- Función de clarificación: clarificar los objetivos, facilitar la
comprensión, estructurar la reunión.
- Función de control: aportar método, fijar procedimientos, controlar
la palabra, estimular la participación, administrar los tiempos.
- Función de dinamización: generar en el grupo deseo de conseguir
algo.
(Antonio Rincón)
BIBLIOGRAFÍA
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Marchioni, M. ¿Qué
es y cómo debe hacerse el trabajo en la comunidad? En: Jornadas de Coruña
Solidaria. A Coruña 2001.
·
Araque Hontangas,
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de Ciencias Sociales, nº2, Junio 2009.
·
Experiencias de
participación ciudadana en municipios: análisis y propuestas. Revista alfoz. Ed. Cidur Madrid, 1993.
·
Bernal, Aurora
(coord.) El Voluntariado: educación para la participación social. Editorial
Ariel. Barcelona, 2002.